
Comenzó el 3 de diciembre de 1926 cuando, tras dar un beso a su hija, que acababa de acostarse, montó en coche y abandonó su casa.
Días después, su marido, denunció su desaparición, y el coche fue encontrado abandonado en una carretera comarcal.
Se inició una búsqueda, en la que participó incluso el escritor Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes. Pero quien la encontró (por azar) fue un músico llamado Wally Stanton, que la reconoció al verla en el Hydropatic Hotel. Se trataba de un lujoso balneario situado en el condado de Yorkshire, en el que la escritora se alojó con el nombre falso de Teresa Neele.
Agatha no recordaba quien era, aunque algunos testimonios afirmaron que siempre había leído en los periódicos las noticias relativas a su desaparición.
De cualquier forma, los médicos concluyeron que la escritora pudo sufrir un episodio de fuga disociativa, un tipo de amnesia temporal que suele ser provocado por accidentes o por experiencias muy estresantes.
Lo que si se sabe con certeza es que, poco antes de su desaparición, su marido Archie, que acababa de regresar de un viaje a España, le confesó que estaba enamorado de otra mujer llamada Nancy Neele, y que pensaba irse a vivir con ella.
Ahora, Andrew Wilson, biógrafo de la novelista, asegura es que cuando Agatha Christie escapó en coche de su casa tenía la intención de suicidarse estrellando su coche. Pero se habría arrepentido, prefiriendo desaparecer para adoptar una nueva identidad. El hecho de que se registrase usando el apellido de la amante de su esposo parece indicar que su memoria no estaba tan mal. Incluso, parece que existen indicios de que estaba planeando marcharse a Ciudad del Cabo.
Para Wilson, la amnesia de Agatha habría sido fingida. ¿Tiene razón? Es imposible saberlo con certeza. La respuesta a este misterio solo la tenía la propia escritora, y se la llevó consigo a la tumba en 1976.
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